Se acabó
Brasil 2014 y la Copa sigue anclada en Europa. Se esfumó el mes que- cada
cuatro años- nos inyecta de emociones, pasiones (a veces mal entendidas) y de
esa ilusión irracional que nos hace
creer que sí es posible traernos la Copa que tanto nos quita el sueño como país
futbolero, porque eso somos; un país futbolero- quizás no como los argentos
o brasucas- pero sí al modo chilensis.
Analizar la
Copa del Mundo me da una pereza tremenda (pa´no decir paja). Además, qué se
puede decir…¿Alemania fue justo campeón? sin ninguna duda, ¿Costa Rica fue la
revelación? Sí, ¿Messi se merecía el Balón de Oro? Obvio que no, pero todos sabemos que los premios de la FIFA vienen envueltos en otro papel.
Es que el mundo entero se dio cuenta que ‘La Roja’
juega como equipo grande, sin embargo
a la hora de ver el placar seguimos siendo un equipo chiquito, nos sigue
faltando la chaucha pa’l peso, el gramo pa’l kilo, la suerte del campeón…es así, por eso la frustración, por eso la
desazón, por eso las lágrimas derramadas en las frías tardes de Santiago tras
la derrota.
Pero como dije
hace algún tiempo, elegí vivir, por
lo que quiero dar mi punto de vista
respecto al ‘vaso medio lleno’ en cuanto a la ya clásica eliminación en
octavos ante el mismo rival verdeamarelo de siempre.
Ahora, ¿Qué
conclusiones positivas podemos sacar? Se me ocurre una. El próximo año se juega
la Copa América en nuestro país y me parece que la Selección Chilena tiene la gran oportunidad de legitimarse como
equipo y de llegar con reales posibilidades de hacer algo importante en
Rusia 2018.
EL GRAN SALTO
A nivel
selección jamás hemos ganado un campeonato. Hasta antes del año 2007 -hay que
decir la verdad- casi siempre se jugó como
equipo chico (salvo los duelos de local), pensando en las virtudes del rival
y pocas veces en nuestras capacidades; hoy la mentalidad es distinta, hoy las
certezas ya no son las de antaño.
Chile tiene todo para ganar su primer gran trofeo a
nivel internacional; juega en
casa, con su gente, tiene un excelente equipo, un gran técnico, extraordinarios
jugadores que triunfan en los mejores equipos de Europa y lo más importante: tiene
hambre de triunfos tangibles, ya no de aquellos morales. Hoy más que nunca necesitamos ser Campeones de América.
Por otro lado,
si pensamos en la edad del grueso de los futbolistas chilenos, nos damos cuenta
que Bravo tiene 31 años, Medel (26), el ‘chueco’
Mena (26), Isla (26), ‘Carepato’ Díaz (27), Charles (25), Vidal (27), Alexis
(25) y Edu Vargas (24), por lo que en cuatro años más tendrán (poco más,
poco menos) de 30 años, seguramente será su última gran oportunidad de alcanzar
el sueño de niños.
Twitter: @matrope_