Cuatro títulos en 2 años es la mochila que tuvo que calzarse Darío Franco cuando llegó a la U hace ya más de seis meses. Mochila de marca Sampaoli que, aparte de hacerse pesada por el palmarés obtenido, también lo hace porque su estética y accesorios hicieron de los azules el mejor equipo sudamericano del momento, tanto en los números como en el juego.
Con la llegada del ex
técnico de Instituto de Córdoba, realmente creí que el equipo cambiaría la “forma” de afrontar los partidos,
pero no el “fondo”, es decir, el dibujo táctico podía ser otro, sin embargo
la idea de ser protagonistas en cualquier cancha de Sudamérica, independiente
del resultado y el rival, seguiría siendo el mismo; me equivoqué medio a medio.
Darío Franco no solo logró
que la U juegue mal, sino que también perdiera su identidad, su mística que
tanto identificó a los hinchas, esa idea de buscar su destino en base a sus
propias fortalezas, asumiendo sus debilidades por supuesto, pero sin tranzar un
segundo sus convicciones las cuales jamás le permitieron someterse al rival de
turno.
Ahora, ¿Por qué fracasó Franco en el
Romántico Viajero? A mi
juicio por dos motivos; 1-.
Por su inexperiencia y 2-. Por mentir. En
primer término, claramente, al argentino le quedó ‘grande el poncho’ de la U,
una U que pasaba por arriba a sus rivales priorizando la dinámica y el buen pie
de sus jugadores, características sinónimo de éxito, palabra, esta última, que
el argento jamás había experimentado en su carrera como DT y que, de una u otra
forma, lo llevaron a tomar malas decisiones.
Y también por vender una
pomada que no era tal. Eso de privilegiar la posesión de pelota por sobre el juego
vertical y agresivo; mentira, no fue lo uno ni lo otro, el equipo siempre se
mostró confundido y cuando se suponía Franco debió “morir con la suya” en el
partido más importante del semestre ante Olimpia en el Nacional, hizo cualquier
cosa.
¿Se acuerdan del
mediocampo ese día? Duma de volante por derecha, Mena por izquierda, el chino Martínez de 6 junto a
Cereceda, sí el ‘choro’ de volante central dejando
en la banca a Lorenzetti y Marino los llamados, nominalmente, a tener la
pelota. Quizás soy injusto en decir que mintió, pero si no es así es que
realmente no estuvo a la altura y, sin duda, le pesó en demasía la mochila Azul
heredada por el casildense.
Twitter:
@matrope_